sábado
Aromaterapia: El jazmin
Elemento: Fuego
Polaridad: Positiva
De polaridad muy Yang,
el Jazmín es considerado el "Rey" de los aromas. Su aroma fuerte ha sido considerado desde siempre como un amigo de quienes están hundidos en las sombras, ya que les permite abrirse camino hacia la luz y expandirse hacia nuevos horizontes (está regido por el planeta Júpiter, el planeta del crecimiento). Oriundo de la India y del Norte de África, son muy pequeñas las cantidades de aceite que pueden extraerse de las flores de esta planta, y por esta razón su costo es elevado. Actúa específicamente en los desórdenes emocionales, ya sean de tipo psicológico o psicosomático.
- Sedante nervioso y revitalizante, calma la ansiedad.
- Da euforia y confianza en sí mismo en casos donde la persona se muestra indiferente, apática o falta de atención, o en casos de depresión.
- Ayuda a la persona a recobrar la confianza en sí misma, a autovalorarse.
- Se lo considera un fuerte afrodisíaco.
- Desde lo orgánico, actúa sobre los órganos sexuales. - Acción efectiva en casos de impotencia o de frigidez.
- Posee un notable efecto revitalizador de los órganos sexuales masculinos (principalmente en problemas de próstata).
- Se lo utiliza en masajes (diluido) para fortalecer el aparato reproductor, en especial cuando hay desórdenes uterinos.
- Es excelente en los tratamientos post-parto, como estimulante de la producción de leche materna. - También se lo aconseja para el masaje de músculos contraídos o endurecidos por el stress, o cuando se producen escalofríos de tipo nervioso.
- Antiespasmódico y antiséptico.
- En cosmetología, se lo utiliza en pequeñas cantidades (por ser un aceite muy aromático) para pieles secas o irritadas.
- Cuando hay mucha tristeza, unas gotitas usadas en el aromatizador, levantan el ánimo de la persona y la reconectan con sus verdaderas capacidades interiores, permitiéndole dar un nuevo enfoque a las situaciones.
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Destruyendo al projimo/del guerrero de la luz
Malba Tahan ilustra los peligros de la palabra: una mujer tanto fue pregonando que su vecino era un ladrón, que el muchacho acabó preso. Días después, descubrieron que era inocente; lo soltaron y él procesó a la mujer.
-Hacer unos comentarios no es algo tan grave - dijo ella al juez.
-De acuerdo -respondió el magistrado- . Hoy, al regresar a su casa, escriba todo lo que habló mal sobre el joven, después pique el papel y vaya tirando los trocitos por el camino. Mañana vuelva para escuchar la sentencia.
La mujer obedeció y volvió al día siguiente.
-Está perdonada si me entrega los pedazos de papel que tiró ayer. En caso contrario, será condenada a un año de prisión- declaró el magistrado.
-Pero eso es imposible! ¡El viento ya ha dispersado todo!
-De la misma manera, un simple comentario puede ser esparcido por el viento, destruir el honor de un hombre y después es imposible arreglar el mal ya hecho.
Y envió a la mujer a la cárcel.
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