jueves

El sufrimiento




Todo el mundo está sufriendo tanto que necesita encontrar una razón cualquiera para explicarse a sí mismo el porqué de su sufrimiento. Y la sociedad te ha dado una buena estrategia: juzga. Primero, naturalmente, te juzgas a ti mismo en todo. No hay hombre perfecto y no lo puede haber —la perfección no existe—, así que juzgar es muy fácil. Eres imperfecto, por tanto hay cosas que lo demuestran. Y entonces te enfadas, te enfadas contigo y con el mundo entero. ¿Por qué no soy perfecto? Y entonces miras con una única idea: buscar en los demás las imperfecciones. Y entonces quieres abrir tu corazón, naturalmente, pues a menos que abras tu corazón no puede haber celebración en tu vida, ésta estará casi muerta. Pero no puedes hacerlo directamente. Tienes que arrancar tus condicionamientos de raíz. Así pues, la primera cosa es dejar de juzgarse uno mismo. En lugar de juzgarte, empieza a celebrarte con todas tus imperfecciones, tus fragilidades, errores, fallas. No te exijas ser perfecto. Eso es simplemente pedir lo imposible, y luego te sentirás frustrado. Después de todo, eres un ser humano.

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