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Orishas principales




El principal intermediario entre Olofi y los hombres es Obbatalá (Obàtálá), el creador de los seres humanos y de todo lo que habita en el planeta. Es una deidad hermafrodita y se identifica con la Virgen de la Merced.

Además de Obbatalá (Obàtálá), los orishas (Òrìsàs) más conocidos y populares en Cuba son los siguientes:


Elegguá (Esù)
Dueño de los caminos y también llamado el mensajero divino, es el primer orisha (Òrìsà) al que se hace honores durante las ceremonias de santería. Tiene las llaves del destino y abre y cierra la puerta a la desgracia o a la felicidad. Se sincretiza con san Antonio de Padua y con san Martín de Porres.

Oggún (Ògún)
Vigía de los seres humanos, es el dueño del hierro, los minerales, las montañas y las herramientas. Violento y astuto, pertenece al grupo de los guerreros. Cazador solitario y andariego, se le identifica con san Pedro, san Pablo o san Juan Bautista.

Changó (Sàngó)
Orisha (Òrìsàs) del fuego, el trueno, la justicia, la guerra, la danza, la música y la belleza viril, es trabajador, valiente, buen amigo, adivino y curandero, pero también mentiroso, mujeriego, jactancioso y jugador. Pese a su acusada virilidad, se sincretiza con santa Bárbara.


Yemayá (Yemoja)
Madre de la vida y de todos los orishas, es la dueña de las aguas y la encarnación del mar, fuente fundamental de la vida. Indomable y astuta, es capaz de mostrar la mayor dulzura, pero también el mayor enojo; sus castigos son duros y su cólera es terrible, pero justiciera. Se identifica con la Virgen de Regla.

Ochún (Òsun)
Diosa del amor, de la sensualidad, de la fertilidad y de las aguas dulces, vive en los ríos y se identifica con la Virgen del Cobre. Buena bailadora y eternamente alegre, Ochún (Òsun) es el símbolo de la coquetería, la gracia y la sexualidad femeninas.


Otros orishas (ÒrìsàS) importantes en la tradición santera cubana, aunque quizás no tan conocidos como los anteriores, son:
Babalú Ayé
Orisha (Òrìsà ) de la lepra, la viruela, las enfermedades venéreas y, en general, de las pestes y de la miseria. Esta deidad se identifica con san Lázaro.


Inlé
Orisha (Òrìsà) de la pesca, de la recolección preagrícola y de la economía extractiva.

Ochosi (Òsóòsì )
Orisha (Òrìsà) de la caza y protector de los que tienen problemas con la justicia. Mago y hechicero, se identifica con san Isidro Labrador.


Orisha Oko (Òrìsà Oko )
Árbitro de las disputas y protector de la labranza y de los arados, es el orisha (Òrìsà) de la tierra, de la agricultura y de las cosechas.

Orula u Orunmilá (Òrúnmìlà) Dueño de los oráculos y orisha (Òrìsà) de la adivinación, es el primer profeta de la religión yoruba. Fue enviado por Olodumare para fiscalizar los nacimientos, las defunciones y el crecimiento y desarrollo de los seres humanos y de otras especies. Orula se identifica con san Francisco de Asís.


Osaín (Òsányìn )
Por último, cabe mencionar a Osaín (Òsányìn), el dueño absoluto del monte y de la vegetación que en él se recoge.
Gran conocedor de las propiedades mágicas de las hierbas, este orisha (Òrìsà) personifica la energía de la farmacopea.
Su sacerdote es el denominado osainista, un «herbolario-mago» muy experimentado en la recolección y uso de las plantas medicinales. Dado que en la práctica santera se utiliza un gran número de plantas, muchas de ellas con capacidades curativas, y que para potenciar al máximo las propiedades de estas plantas hace falta saber cuándo y cómo recogerlas, se comprende la importancia de este especializado sacerdote.
a continuación se detallan algunas de las innumerables plantas que los creyentes cubanos atribuyen a estos orishas (Òrìsàs). Muchas de ellas tienen propiedades medicinales demostradas, otras son claramente tóxicas, y otras aún tienen presuntas capacidades o atributos que pueden parecernos sorprendentes o cuando menos curiosas.
El amansaguapo, el piñón lechoso y la adormidera, por ejemplo, sirven para elaborar «amarres amorosos» o pociones con las que puede conquistarse al ser querido o deseado. La raspa lengua es muy útil para hacer frente a los problemas legales.
La siguaraya o abre-camino se utiliza, como su nombre indica, para abrir puertas, caminos y oportunidades, siendo muy útil llevarla encima cuando uno viaja o se encamina hacia un importante encuentro.
El cedro, por su parte, lo utilizan los paleros para fabricar muñecos que caminan de noche y hacen maldades por cuenta de sus dueños, en tanto que las cortezas del obí o coco se emplean en la adivinación y en la predicción del futuro. Pero la utilización que por curiosa se lleva la palma es sin duda el aceitunillo, con cuya raíz se confecciona un amuleto destinado a los intelectuales impacientes por adquirir renombre.

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