domingo

Ser sincero



Comunicarse es fácil, siempre digo que no hay ninguna fórmula de cómo comunicarse. La comunicación clara y sincera fluye sin esfuerzo de un lugar de profunda aceptación. Cuando no buscas ni amor, ni aceptación, ni aprobación, puedes permitirte el lujo de decir la verdad de este momento, que es la verdad que eres.

No supone ningún riesgo. Empiezas a comprender que el verdadero riesgo está en no decir la verdad:

te arriesgas a vivir una vida de falsedad,
de contención,
 de desconexión
y de desesperación silenciosa.

 Vives siendo una imagen, y te sientes lejos de la persona a la que amas.

 Actualmente, como ya no busco nada de los demás, soy totalmente libre de ser sincero con ellos. ¡Constituye tal alivio vivir sin culpa!

Porque me amo a mí mismo –es decir, porque veo que la vida permite y acoge todos los aspectos de mi experiencia–, puedo comunicarte esa experiencia con sinceridad y sin miedo a que me rechaces, sin miedo a perder el amor.
Así que puedo amarte y estar conectado, incluso cuando no estemos de acuerdo incluso cuando lo que dices o haces me haga daño. La sinceridad es conexión.

 Cuando soy verdaderamente sincero contigo, cuando te digo realmente la verdad y no vivo contigo siendo solo una fachada, ya no me siento desconectado de ti y, por tanto, ya no anhelo estar conectado contigo en el futuro, ni temo perder esa conexión, porque me doy cuenta de que en este lugar de aceptación profunda siempre estoy ya conectado contigo.

Aquí, en la aceptación profunda, no necesitamos intentar conectar a través del re- lato de nuestra relación, pues ya estamos conectados, más allá de ese relato.

Jeff Foster.

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