sábado
Aceites esenciales Hornillos
La aromaterapia es un recurso en situaciones relacionadas a la salud, encarándolas desde lo físico, lo emocional y lo espiritual, acompañando y armonizando nuestro ser. Debemos recordar que una enfermedad que se manifiesta deberá ser tratada por un profesional de la medicina, pero nuestro estado emocional influye absolutamente en el resultado del tratamiento. La aromaterapia mediante hornillo, baños, masajes etc. mejora nuestra capacidad de recuperación de una forma agradable. La prevención de enfermedades y contagios son un terreno óptimo para la aromaterapia, que previene y ayuda a la mejoría en la misma aplicación, pues favorece la acción del sistema inmunológico que está íntimamente relacionado con el sistema nervioso y endócrino, en los que nuestras emociones influyen notablemente. Un aceite esencial aplicado adecuadamente puede aliviar dolores, reducir hematomas e inflamaciones, impedir la proliferación de bacterias, ayudar a la reconstitución de tejidos, etc. por lo que sostiene la fuerza vital. La vida ayuda a la vida… También es importante advertir que su uso irresponsable puede exponer a consecuencias no deseadas. Es importante conocer las contraindicaciones de los mismos: Por ejemplo: hay aceites esenciales que no deben utilizarse en niños, embarazadas o ancianos, en personas hipertensas, etc.
¿Cómo se utilizan los aceites esenciales?
Los aceites esenciales pueden ser usados a muchos niveles -físico, emocional, mental, espiritual- y son ideales en combinación con otras terapias. La eficacia y rapidez de las terapias con aromaterapia dependen de la pureza y calidad de los aceites esenciales. Los aceites esenciales pueden ser usados individualmente o mezclados entre sí para crear tu propia combinación. Hay muchas formas de disfrutar de sus beneficios: con masaje, en el agua del baño, mediante vaporización y/o inhalación, para perfumar habitaciones, a través de compresas, etc.
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Destruyendo al projimo/del guerrero de la luz
Malba Tahan ilustra los peligros de la palabra: una mujer tanto fue pregonando que su vecino era un ladrón, que el muchacho acabó preso. Días después, descubrieron que era inocente; lo soltaron y él procesó a la mujer.
-Hacer unos comentarios no es algo tan grave - dijo ella al juez.
-De acuerdo -respondió el magistrado- . Hoy, al regresar a su casa, escriba todo lo que habló mal sobre el joven, después pique el papel y vaya tirando los trocitos por el camino. Mañana vuelva para escuchar la sentencia.
La mujer obedeció y volvió al día siguiente.
-Está perdonada si me entrega los pedazos de papel que tiró ayer. En caso contrario, será condenada a un año de prisión- declaró el magistrado.
-Pero eso es imposible! ¡El viento ya ha dispersado todo!
-De la misma manera, un simple comentario puede ser esparcido por el viento, destruir el honor de un hombre y después es imposible arreglar el mal ya hecho.
Y envió a la mujer a la cárcel.
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